La utilización indiscriminada de antibióticos en la alimentación, tanto en la medicina humana como en la animal, podría ser una de las causas de la creación de “superbacterias” resistentes a los tratamientos existentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre la resistencia de algunas bacterias a los antibióticos actuales, generando preocupaciones a nivel mundial.
En la producción animal, el uso de antibióticos para impulsar el crecimiento de los animales es una práctica común en diversos países, a pesar de que en la Unión Europea está prohibido desde 2006. Esta práctica implica el riesgo de crear cepas de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que dificulta el tratamiento de infecciones tanto en animales como en humanos.
En Estados Unidos, algunos actores de la industria alimenticia, como Tyson Foods, McDonald’s y Wal-Mart, están limitando el uso de antibióticos en animales criados para consumo, respondiendo a la presión de grupos ambientalistas y activistas.
Un informe realizado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires alertó que productos como el salmón rosado importado desde Chile contenían restos de antibióticos que superaban los límites permitidos. Esta situación evidencia la necesidad de regulaciones más estrictas y de un control más riguroso sobre el uso de antibióticos en la producción de alimentos.
La prohibición del uso de antibióticos como promotores del crecimiento se plantea como una medida de seguridad en salud pública. La implementación de prácticas más sostenibles y el fomento de alternativas saludables son fundamentales para abordar los riesgos asociados al uso indiscriminado de antibióticos en la producción de alimentos.